A medida que pasan los años la piel va perdiendo su elasticidad provocando la aparición de pliegues cutáneos y flacidez, a esto se suman las agresiones del medio ambiente, los rayos solares y el stress que deterioran progresivamente la piel, dándole un aspecto acartonado, seco y poco vital.
Aunque el envejecimiento propiamente dicho comienza desde la niñez, los cambios de la piel empiezan a hacerse evidentes a partir de los 35 años y están relacionados con factores hereditarios, el tabaco, los hábitos alimenticios, el estrés y el sedentarismo. La exposición al sol y la radiación ultravioleta intervienen en este proceso, disminuyendo en cantidad y calidad las fibras de colágeno, elastina y los sistemas de autohidratación de glicosaminoglicanos (cadenas largas y no ramificadas de heteropolisacáridos)”.
Los primeros signos de envejecimiento aparecen en la cara y el cuello y se presentan básicamente en tres estructuras: músculos, grasa y piel; por lo cual surgen descolgamiento, flacidez, manchas, arrugas, poros abiertos y cambios en la coloración y la textura de la piel.
Hasta hace unos meses, una persona que quisiera recuperar la lozanía, eliminar arrugas y flacidez, solo tenía una opción: someterse a una cirugía de estiramiento facial.
Hoy, por primera vez en la historia de la medicina se puede intervenir el músculo sin cirugía, sin tener que entrar a un quirófano, ni soportar incapacidad. Ese gran avance médico se llama Lifting Facial no Quirúrgico.